¡¡UFFF!! ¡¡DOS AÑOS DESDE LA ÚLTIMA ENTRADA EN EL BLOG!!

Ya veis, no soy una persona disciplinada…

Esta constatación, que tanto me hacía sufrir en mi adolescencia cuando buscaba desesperadamente la “técnica definitiva que me otorgase una voluntad de hierro”, la he ido aceptando a lo largo de los años; hasta que, finalmente, he aprendido a dialogar con mi indisciplina mediante una relativa buena gestión de mi tiempo.

Sin embargo, un rincón de mi mente nunca ha dejado de buscar ese momento milagroso a partir del cual todo será diferente: el momento definitivo de alcanzar la perfección deseada.

En estos dos años he profundizado bastante en la evidencia de la inutilidad de este planteamiento. Y afirmo que ya no me volverá a pasar que, después de una experiencia de plenitud ya sea física o psíquica, aparezca el sempiterno “¡Ahora! ¡Por fin lo he conseguido! ¡Ahora ha llegado el cambio definitivo! ¡A partir de ahora ya todo será diferente para siempre jamás!” … Y obviamente, en este mismo párrafo lo estoy volviendo a hacer cuando afirmo que nunca más me volverá a pasar… ¡Jajjajja!

La búsqueda inútil de “perfección”.

Equiparable a la inútil búsqueda de la “felicidad”, tan presente hoy en día en el marketing publicitario de los libros de autoayuda. Y esto que ahora ya se sabe cómo se lucra la industria de la felicidad, la autoayuda y mucha psicología barata.

Hace unos días leí algunas reflexiones de un coach de entrenamiento físico, Rober Sánchez, que presenta un trabajo de “movilidad natural” interesante (*), y decía:

“¿Por qué cada mes se publican docenas de libros de autoayuda? Si fueran tan eficaces, alguien habría publicado el libro definitivo y todos estarían contentos. O simplemente, sería suficiente tomar el café de la mañana con una taza que pusiese ‘Usted puede con todo’ ‘La felicidad es una decisión’ ‘Usted es único y maravilloso’ y ‘La vida es fácil si tu quieres ‘… La búsqueda de la felicidad es una trampa. Como las rutinas para lograr un cuerpo 10. Como las superdietas adelgazantes definitivas. Desde que leí ‘La trampa de la felicidad’ no he vuelto a leer un solo libro de autoayuda. De hecho, no me he preocupado por la felicidad nunca más “

Supongo que Rober ha hecho bien (el problema es que al final, también él tratará de vendernos su fabuloso producto) … Por cierto, algún día hablaremos del libro “La trampa de la felicidad” (**)

Así que, hete aquí, recomenzando mi blog lleno de entusiasmo. Con la clara intención de mantener dis-ci-pli-na-da-men-te un flujo de entradas ad-hoc… pero con la manga ancha que me procura mi amada imperfección. Porque, en definitiva, lo que lo que sí que tengo claro es que es preferible la aceptación incondicional de nuestras limitaciones siempre fluctuantes, más que la búsqueda de la “perfección” y un estado de “felicidad perpetua” que nunca será posible.

(*) Rober Sanchez: laboratoriodemovimiento.teachable.com

(**) Russ Harris. “La trampa de la felicidad”. Ed Planeta, 2017