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Medicina mente y cuerpo Una práctica médica basada en un modelo biopsicosocial.

El Blog

Las personas que van en bicicleta al trabajo tienen menos riesgo de sufrir estrés

Un nuevo estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Obra Social La Caixa, y que se ha publicado en la revista BMJ Open (*), constata que las personas que se desplazan en bicicleta para ir a trabajar o a estudiar cuatro días a la semana reducen en un 52% el riesgo de estrés, y un 20% si lo hacen al menos una vez a la semana, en comparación con las que no pedalean nunca. Además, los resultados de la investigación muestran que el riesgo de padecer estrés es menor cuando el entorno urbano es más amigable para ir en bicicleta, por ejemplo, cuando existen estaciones públicas cercanas y carriles bici.

La investigadora de este estudio, Ione Avila-Palencia, comenta que “tenemos una sociedad bastante estresada y las conclusiones de esta publicación señalan que la bicicleta puede ayudar a reducir los niveles de estrés en la población”. También el director de la Iniciativa de Planificación Urbana, Medio Ambiente y Salud de ISGlobal, Mark J. Nieuwenhuijsen, destaca que “estos resultados sugieren que los responsables políticos deben promover el uso de la bicicleta y priorizarlo en la planificación urbana y de transportes para reducir los niveles de estrés y mejorar la salud pública y el bienestar”

Me parece fantástico. Durante años me desplacé con una bicicleta Brompton, hasta que un cambio de domicilio en una zona más alta empezó a hacerme sudar demasiado en las subidas. Me gustan las ciudades en las que la gente se desplaza en bicicleta, aunque de momento en Barcelona seguimos teniendo bastantes problemas de coexistencia con los vehículos y los peatones.

Pero el comentario final de esta entrada lo quería hacer con una reflexión de “metodología científica”. Según los resultados de este estudio, la investigadora deduce que el uso de la bicicleta reduce los niveles de estrés en comparación con las personas que utilizan otros medios de transporte. Mi cuestionamiento es si quizás las personas que van habitualmente en bicicleta al trabajo o al estudio son ya de entrada menos estresadas que los que se desplazan con otros medios de transporte. Esta es una cuestión que se plantea siempre en muchos estudios de investigación que asocian dos fenómenos, en este caso, la reducción del estrés y el uso de la bicicleta, ¿cuál de los dos fenómenos es la causa y cuál es el efecto? Es decir, ¿se estresan menos porque van en bicicleta, o van en bicicleta porque están menos estresados? Probablemente sea bidireccional.

 

 

(*) Avila-Palencia, I., de Nazelle, A., Cole-Hunter, T., Donaire-Gonzalez, D., Jerrett, M., Rodriguez, D. A., & Nieuwenhuijsen, M. J. (2017). The relationship between bicycle commuting and perceived stress: a cross-sectional study. BMJ open7(6), e013542.

Por |agosto 6th, 2017|Medicina general, Psicoterapia cognitivo-conductual|0 Comentarios

Midiendo la altura de Messi

Ayer, 14 de julio, viendo el Telenoticies (TV3) capté unas imágenes por azar del momento en el que a Messi le hacían la revisión médica habitual al inicio de la temporada. Durante unos segundos la cámara captó el momento en el que el médico medía la altura del admirable y admirado futbolista del Barça… y ¡aahh! fueron unos instantes reveladores que daría cualquier cosa por volver a disponer de ellos y tranformarlos en un gif. He intentado acceder a los archivos de TV3 pero han sido sustituidas por la misma escena pero con Iniesta en vez de Messi. Lástima, pero a falta de la imagen intentaré describirlo y añadir un dibujo aclaratorio.

(La foto adjunta corresponde al mismo momento que describo, pero en algun otro año anterior)

En la escena que pude ver ayer, en el momento de la medición, cuando el médico baja el listón metálico hacia la cabeza del deportista, Messi hace el gesto instintivo de “levantar la cabeza”, de la manera característica que suelen hacerlo las personas de baja estatura, que es elevando el mentón.

Si os fijais, cuando hacemos este gesto de elevar el mentón, toda la cara se eleva y tambien los ojos, dando la impresión a la persona que lo hace de “crecer”, porque consigue elevar uno o dos centímetros los ojos por encima de la posición anterior. Pero tambien podeis observar que, a pesar de que la cara se eleva, la nuca se retrae y este gesto lo que provoca es disminuir la altura tambien en uno o dos centímetros. Justo lo contrario de lo que se pretendía.

En la escena de ayer esto quedaba perfectamente claro. En un primer momento, Messi levanta el mentón en un movimiento de extensión de la cabeza respecto del cuello, de manera más exagerada aun que en la fotografia adjunta, e inmediatamente después el médico le corrige la postura volviendo a colocar la cabeza en su sitio en un movimiento de flexión de la cabeza respecto del cuello, consiguiendo así que el punto más alto de la cabeza, la coronilla, vuelva a elevarse a su posición correcta.

Esta corrección postural, y mejor aun, la conciencia que podamos tener de ella y de sus consecuencias, tiene una enorme importancia no solo en la altura subjetiva de la persona, que finalmente es solo una cuestión anecdótica como en este caso, sino en el efecto que tiene a nivel tensional en toda la musculatura posterior del cuello cuando este hábito se convierte en el patrón habitual de la persona.

Patologias funcionales  tan comunes como la cervicalgia tensional y la sensación de inestabilidad pueden estar favorecidas por este hábito de mala posición del cráneo respecto a la columna cervical.

Por |julio 15th, 2017|Osteopatia y Reeducación postural|0 Comentarios

El riesgo de medicalizar la vida cotidiana

Hace unos días un amigo me envió un link de youtube https://youtu.be/yJspKpgOe7U. Era del programa “Retrats” de TV3 y entrevistaban a Jorge L. Tizón. El título era “Empastillados”. Estoy bastante de acuerdo en algunos aspectos, a pesar de alguna pequeña crítica que expondré el final.

De entrada yo supongo que son ciertos los datos que se exponen. Que aquí en Cataluña unas 700.000 personas toman más de 5 medicamentos diarios, y que los psicofármacos (antidepresivos, hipnosedantes y antipsicóticos) son los más recetados. Que el uso de antidepresivos se ha triplicado en los últimos diez años por delante de Francia. Alemania e Italia. Que en las personas mayores, tres de cada diez medicamentos que toman no tienen una indicación clara … Y si realmente es así, que no lo dudo, la conclusión es que es cierto que hay una excesiva medicalización.

    El exceso de medicación es un problema de salud, porque los fármacos tienen efectos secundarios.

El Dr. Joan-Ramon Laporte, director de la Fundación Instituto Catalán de Farmacología y catedrático (del que yo tuve la suerte de recibir sus a menudo radicales enseñanzas como profesor de Farmacología en la UAB) asegura que estamos dando medicamentos para situaciones que a menudo no se pueden calificar de enfermedad, sino de “malestar”. Ansiedad, tristeza, insomnio, conflictos de pareja, problemas laborales, estrés o duelos no elaborados son motivo de consulta habitual al médico de familia.

Los médicos cada vez atendemos más consultas relacionadas con el malestar emocional vinculado con la realidad social, económica o familiar. Representan un 30% de las consultas donde la queja es directamente la expresión de estos trastornos emocionales. A lo que deberíamos añadir las consultas “indirectas” de los trastornos somáticos con el que muchos pacientes responden al estrés emocional. Debemos atender estas consultas, y estoy de acuerdo que hay que evitar el abordaje exclusivamente farmacológico. Pero esto no se puede hacer si no se pasa de un modelo biomédico (con una visión especializada en el órgano) a un modelo biopsicosocial que contempla la visión integral de la persona. Periódicamente hay que hacer revisión de los medicamentos que toma el paciente para evitar la medicación por inercia o fármacos que se cronifican. Por ejemplo, tomar omeprazol sin que haya ningún motivo, o bien tomar psicofármacos sólo por el miedo de que vuelvan los síntomas … Es necesario que el médico se tome el tiempo para fomentar cambios en los estilos de vida de los pacientes, como hacer una dieta más sana, o animarles a hacer un buen rato de ejercicio diario, o aún mejor, darles herramientas psicológicas para que gestionen sus emociones en los casos de depresiones menores y trastornos de ansiedad.

Los médicos de medicina general hemos estudiado los fármacos, sabemos su uso y farmacodinámica, posología y mecanismo de acción, etc. Y debemos tratar las depresiones menores y los trastornos de ansiedad perfectamente a nuestra consulta, del mismo modo que podemos tratar una neumonía y derivar al neumólogo las neumonías graves. No siempre hay un psiquiatra, y no siempre la gente acepta una derivación a un psicólogo. Por ello, aparte de prescribir los medicamentos que consideramos imprescindibles, también debemos preocuparnos por tener herramientas psicoterapéuticas básicas que puedan ayudar ‘in situ’ al paciente que pide ayuda.

 

Por |julio 10th, 2017|Medicina general|0 Comentarios

El origen de la homosexualidad y la opinión del obispo Novell

En La Vanguardia de hace unos días (29/5/17) aparecía la noticia de que el obispo de Solsona, Xavier Novell, tuvo que ser escoltado hasta su vehículo, por temor a su seguridad ante los abucheos de miembros del colectivo LGTBI que protestaban por sus últimas referencias a la homosexualidad durante una homilía. Desde que se conocieron sus comentarios, Novell ha recibido múltiples muestras de rechazo.
La frase que el obispo Novell comentó en la homilía del pasado domingo fue la siguiente: “[…] si el fenómeno creciente de la confusión en la orientación sexual de muchos chicos adolescentes no será debido a que, en la cultura occidental, la figura del padre estaría simbólicamente ausente, desviada, difuminada”
Hay dos ideas centrales en esta frase: la idea de que “existe un fenómeno creciente de confusión en la orientación sexual de los adolescentes” y la creencia de que esto “puede ser debido a una ausencia simbólica de la figura paterna”
Me gustaría expresaros mi opinión desde un punto de vista científico, como profesor del Master de Sexología Clínica de la Facultad de Medicina de la UB, encargado de impartir el tema de “Orientación sexual” a profesionales médicos y psicólogos.
El origen de la orientación sexual de una persona es un tema complejo. ¿Por qué una persona es heterosexual, homosexual o bisexual? Los estudios científicos, a pesar del sesgo ideológico que suele acompañar cualquier investigación, hoy en día avanzan más en saber qué es lo que no causa la orientación sexual, más que en aquello que la origina realmente.
La creencia popular mantiene que la heterosexualidad es el producto de una correcta educación del niño o niña, y que este correcto desarrollo puede ser alterado por un contagio social, o como producto de una familia no convencional, y así dar lugar a la homosexualidad.
Con la idea del “contagio”, muchas personas creen que el ambiente homosocial (el hecho de que las personas homosexuales se manifiesten más públicamente) determina que haya un aumento de la población con patrones de conducta homosexual. Pero parece ser, como veremos más adelante, que la homosocialidad, así como la heterosocialidad, no tienen efectos en la conformación de la orientación sexual de una persona.
Y de la idea de la “familia no convencional” nacen y se sustentan toda una serie de argumentos basados en figuras paternas inadecuadas. El primero que las describió en 1952, fue David M. Halperin, psicoanalista freudiano que dijo: “Un padre débil y una madre fuerte pueden influir en el hombre para acabar siendo homosexual”. La idea caló, y a partir de ahí han ido surgiendo todas las variantes posibles: “ausencia de padre”, “ausencia de madre”, “madre sobreprotectora y castradora”, “madre excesivamente permisiva y cariñosa”, “combinación de madre sobreprotectora y padre pasivo”, “combinación de padre débil inexistente o ausente con madre demasiado presente y castradora”, etc. … Pero, al final, todas se han mostrado irrelevantes en la determinación de la orientación sexual. Ya que en un ambiente familiar “sano” pueden desarrollarse otras orientaciones sexuales diferentes a la heterosexualidad. Y de la misma manera, una familia homoparental (familia en la que una pareja de hombres o de mujeres se convierten en progenitores de uno o más niños) no presenta ningún efecto en la orientación sexual de los niños y niñas. En resumen, parece demostrado en datos estadísticos que llevan más de 50 años realizándose, que ninguna causa de tipo familiar es determinante en la orientación sexual.
A pesar de esta evidencia, muchas personas –entre las que quizás se encuentra el obispo Novell–, influidas todavía por conceptos psicoanalíticos, continúan manteniendo esa creencia de que la “ausencia de modelo paterno masculino” puede ser la causa de la homosexualidad. En la frase del obispo Novell, además, lo sitúa en un contexto “simbólico” que lo único que hace es envolver el concepto de homosexualidad dentro de una atmósfera malsana “desviada, difuminada” –dice–. Cuando también está más que demostrado, que la homosexualidad es normal desde el punto de vista filogenético y social, que no es una enfermedad, que las personas con una orientación homosexual son igual de maduras o inmaduras que las personas con conducta heterosexual; y que, a pesar de su aparente incremento en los últimos decenios, el porcentaje sigue considerándose en una franja que está entre un 8% y un 10% de la población mundial. Por cierto, el mismo porcentaje que existe en la población de zurdos… ¿Hace falta recordar cómo se trataba en los colegios religiosos a los zurdos hasta hace 60 o 70 años? ¿Cómo se les estigmatizaba por usar “la mano del diablo”? ¿Cómo se les amenazaba y se les obligaba a usar la mano “correcta”?… A mí me gustaría creer que dentro de unos años la misma iglesia católica entenderá la homosexualidad cómo algo que forma parte de la normalidad más absoluta. Igual que a las personas zurdas, que ya no llaman ni tan siquiera la atención de nadie por el hecho de serlo.
Mientras este cambio de mentalidad eclesial no ocurra, nosotros, las personas que aceptamos la orientación homosexual como una variante normal del sentimiento y de la expresión sexual, porque no hay nada desde el punto de vista médico, psicológico y sociológico que nos indique que no lo sea, debemos por respeto aceptar que la iglesia católica lo considere “anormal” desde el punto de vista de su propia moral católica. Pero no cabe tolerar que pretenda imponer este criterio, por muy legítimo que sea en su planteamiento doctrinal, al resto de la población que no lo considera así.
Aunque yo no creo que hoy en día la iglesia católica esté imponiendo ya nada. Tampoco creo que el obispo Novell haya hecho nada más que expresar una opinión que está acorde con su concepto de moralidad.
El único aspecto que me parece cuestionable sería el hecho de usar argumentos desacreditados, de tipo psicoanalítico como en este caso hace el obispo Novell. Parece como si la única finalidad de esta argumentación sea la de mantener esa idea de que la homosexualidad es un fallo de la naturaleza, para así justificar su control y la necesidad de curación… La iglesia católica tiene todo el derecho de definir sus propios criterios de moralidad, pero no creo que sea ético, ni adecuado ante los propios feligreses, el pretender justificar esa visión con argumentos falsamente científicos.
Para acabar mi comentario de una manera eficaz, un par de apuntes de lo que se sabe hoy en día sobre esta cuestión.
¿Qué es lo que determina la orientación sexual? Un estudio reciente hecho en Suecia con hermanos gemelos, que permite valorar tanto los aspectos genéticos como los ambientales, viene a corroborar que existen unos factores genéticos y unas circunstancias prenatales que pueden favorecer, aunque no determinar, un comportamiento homosexual. Pero que son los factores ambientales específicos del individuo en forma de experiencias fortuitas y con el grupo de iguales, es decir, con los otros niños, en la fase preadolescente (entre los 9 y los 13 años) los que fijarán en ese periodo crítico la orientación sexual. Y, como hemos comentado antes, las variables de experiencias ambientales compartidas, como son el ambiente familiar y las actitudes sociales, tendrían una influencia casi insignificante.
Sea como sea, y también para que quede muy claro respecto a posibles tratamientos de “curación” de la homosexualidad que también están presentes en algunos sectores de la iglesia católica: una vez establecida la orientación sexual, siempre de manera imprevisible e involuntaria durante ese periodo crítico de la pubertad, ya no se podrá cambiar. Es decir, ser homosexual, ni se elige ni se puede modificar.

Quizás, en algunos casos, lo que puede crear confusión es no tener esto claro.
Por |junio 2nd, 2017|Sexologia Clínica|0 Comentarios

¿”Fidelidad de por vida” o “Monogamia seriada”?

Ayer por la tarde me llamaron por teléfono desde Catalunya Radio para proponerme participar en un debate radiofónico… Es algo habitual, aunque suelo seleccionar bastante según el tema y siempre que no interfiera en horario de trabajo. En este caso, el horario era incompatible con un compromiso previo, pero el tema es de los que encuentro apasionantes y que también suelen despertar un enorme interés.

El planteamiento del debate que me hizo Mónica (encargada de producción de la emisora) era el siguiente: Según datos sociológicos que nos llegan de los EUA, las personas establecen a lo largo de sus vidas relaciones estables con 4 parejas de manera sucesiva. La primera en la adolescencia, en la época de los flirteos y del primer enamoramiento; la segunda en la entrada de la vida adulta, con la que la persona se casa y tiene hijos; la tercera, tras el frecuente fracaso del primer matrimonio, una pareja con la que se suelen compartir los hijos de ambos; y la cuarta, ya en una edad madura, cuando los hijos se han independizado, quizás la pareja ha fallecido o la relación se rompe, y se busca la compañía y el afecto para encarar la última fase vital. La duración promedio de cada una de estas relaciones es de unos diez años… Y ella me preguntaba mi opinión al respecto.


La verdad es que, explicado de esta manera, y salvando claro está la inefable tendencia a la generalización que tanto critico, el planteamiento de la sucesión de cuatro parejas tiene su sentido. Sobre todo, en un momento en el que hay una cierta corriente de comprensión hacia el hecho de que quizás el ser humano no esté biológicamente preparado para mantener una sola relación de fidelidad exclusiva a lo largo de todo el ciclo vital. Está claro que en este contexto no se está planteando el modelo de poligamia (varias parejas simultaneas), o el concepto más moderno del “poliamor”… Ni el tema de las relaciones de infidelidad dentro de un modelo monogámico… Todos ellos serían objeto de otros debates.
El planteamiento que se hace en este caso es para contraponer el modelo que llamamos “monogamia seriada” cuya definición es la “práctica de restringir el contacto sexual y/o amoroso a una sola persona, durante un espacio de tiempo tras el cual se termina esa relación para empezar otra”, con el modelo tradicional de “fidelidad para toda la vida con la misma pareja”.
Mi opinión es que tratar de generalizar/justificar la conducta humana en pautas supuestamente biológicas, no es del todo correcto. El ser humano es por definición “biológicamente cultural” por lo tanto las condiciones psicosociales de una persona presentes desde su nacimiento condicionarán en un sentido o en otro su carga biológica o genética.
El argumento filogenético que se suele utilizar en este debate, y que es la observación de las conductas en animales o en mamíferos superiores no es de mucho apoyo. Si bien los primates mantienen relaciones de poligamia, otras especies animales como ciertas aves mantienen un vínculo de “fidelidad” con la misma pareja año tras año.
Los seres humanos, a diferencia de otros animales con celo, mantenemos el celo constante. Y quizás por este motivo la naturaleza ha “diseñado” para nosotros el fenómeno del “enamoramiento” que nos dota de un fuerte vínculo sexoafectivo durante un periodo de tiempo, quizás el tiempo de crianza de la prole… Pero biológicamente, este efluvio de neurotransmisores disparados que es el enamoramiento tiene data de caducidad, y dependerá de la habilidad de los dos miembros de la pareja el mantener este vínculo de manera más o menos satisfactoria.
Según esto, ¿habría que renunciar a la fidelidad? ¿Las parejas con más de veinte años de convivencia están condenadas al fracaso o al aburrimiento?
Hace cuatro años presenté una ponencia en unas jornadas: “I Jornada de Sexualidad madura. Vida y sexo a partir de los 50”. En ella exponía diversos estudios científicos que mostraban cómo en las parejas con relaciones satisfactorias de larga duración se les activan las mismas áreas cerebrales que a las personas que se encuentran al inicio de una relación amorosa. Y que lo que hacía esto posible era el mantenimiento de determinadas conductas: mantener el amor “romántico” conservando los gestos del noviazgo y con pequeños regalos sorpresa (todo ello aumenta la dopamina cerebral); y potenciando un buen nivel de apego (aumenta la oxitocina) a base de: conductas de reciprocidad, constantes muestras de afecto y sensualidad, una buena comunicación y actividades de ocio que impliquen emociones o retos.

CONCLUSION:

Los seres humanos presentamos un enorme abanico de posibilidades de maneras de ser, estar y relacionarnos con nosotros mismos y con nuestro entorno. Factores biológicos y ambientales configuran los diferentes rasgos de la personalidad de cada individuo y dan lugar a tipologías muy diversas. Desde personas que constantemente están buscando estímulos externos porque su cerebro les demanda esta búsqueda constante de sensaciones nuevas, hasta las personas que justamente es la rutina y constancia en sus hábitos lo que les da equilibrio y bienestar.

Yo creo que, de entrada, deberíamos huir de generalizaciones del tipo “los humanos no somos monógamos”, o “la fidelidad es una conducta contraria a la naturaleza humana”, o lo contrario “los humanos sólo encuentran su realización en la medida que llevan una vida de pareja fiel y hasta que la muerte nos separe”… Así pues, si está claro que no existe una respuesta uniforme, cada uno de nosotros podría contestarse a sí mismo ante el dilema que plantea el título de la entrada de hoy. Si es “fidelidad para toda la vida”, siendo consciente del precio en conductas positivas que hay que poner para que funcione. Si es “la sucesión de parejas”, que probablemente tiene también su explicación biológica, entendiendo que finalmente el objetivo del ser humano es tratar de estar bien consigo mismo con lo que la vida nos da y nos quita.
Por |mayo 27th, 2017|Terapia de parejas|0 Comentarios

Cibersexo i parafilias

Ayer 24/5/2017 tubo lugar una sesión de la Sociedad Catalana de Sexología, en la Academia de Ciencias Médicas, a cargo del tándem Antoni Bolinches, psicólogo clínico y reconocido divulgador en temas de psicología y sexología, y yo mismo.
 
“Nuevos tiempos, nuevas parafílias” (Cibersexo y parafílias)
fue la presentación que hice comentando las nuevas clasificaciones de parafílias, repasando el tema de sus causas y exponiendo las diferentes parafílias que encontramos en internet, desde las más clásicas hasta las más “nuevas”, y viendo qué prevalencia relativa tienen (a partir del número de entradas a Google). Finalmente, las CONCLUSIONES respecto a qué papel ha jugado y juega Internet en el desarrollo de las parafílias también fueron claras:
1-        En las parafílias de estímulo visual, Internet ofrece una oferta ilimitada de pornografía específica. Además, la “navegación” indiscriminada favorece el incremento de estímulos potencialmente asociables a la excitación sexual. Mi opinión es que cada vez habrá más estímulos parafílicos. El problema es que la pornografía se está convirtiendo en el único modelo educativo sexual de los preadolescentes: la posibilidad de acceso es demasiado arriesgada. ¡¡Y el verdadero problema es que no hay una educación sexual reglamentada, buena y eficaz en las escuelas!!
2-        Aumenta el riesgo de adicción. Lo que llamamos  “CIBERADDICCIÓN SEXUAL” y que no está claro si es un subtipo de Adicción al Sexo, o bien un subtipo de Adicción a Internet… También a la hora de hacer un diagnóstico hay que averiguar si sólo es un hábito aprendido sin que haya ninguna patología de fondo, o bien hay algún trastorno de tipo obsesivo o compulsivo.

3-        Y como conclusión positiva, hay que hablar de las ventajas y beneficios que puede tener en las personas que tienen algún tipo de parafília no patológica, el hecho de tener acceso a Webs específicas, y la posibilidad de contacto real entre las persones practicantes de unos mismos gustos sexuales.
Por |mayo 25th, 2017|Sexologia Clínica|0 Comentarios
Más publicaciones
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